DESIERTO

Desierto
Sequedad, aridez, nada
y tanto,
tanto cielo que asusta,
tanta nada que todo se escucha.
Arena que al soplar el viento se eleva, envuelve, ahoga, estorba,
es tanta que hasta las huellas borra.

Desierto,
tanto Sol que quema,
consume, funde cada rayo en la piel,
entre el sudor y apenas abrir los ojos,
tanto resplandor a la vez dibuja densa "tieniebla alumbrada" a la vista de quien lo vive, lo observa, lo camina.

Desierto
que apareces en el camino,
y parecieramos ser arrojados sin destino,
a construir con nada,
a descubrir desnudos verdades
que nos persiguen.

Desierto
que nos incita a cuestionar la aparente realidad,
que prueba la fe,
que reta el sentido,
que impone lo incierto,
que ejercita la paciencia,
que trastoca el plan,
que tumba ideales,
apegos, visiones.

Desierto,
cálido en el día,
incandescente, luz radiante,
que me esfuerza,
consume cual fuego la piel,
la desgasta, arde mudarla.

Desierto,
frío, tenebre,
la noche oscura que hablaba San Juan de la Cruz,
silencioso, tanto que aturde;
solitario va quien camina en las densas tinieblas, como quien busca sin saber,
como quien espera sin ver,
temeroso, a veces triste, decepcionado,
a veces frustrado, impotente, aparentemente sin fuerzas, cae,
¿y qué lo esfuerza?
¿y qué lo levanta?
¿y qué lo mantiene?
si nada tiene,
lo ha perdido todo,
¿y qué lo guía?
La nube en el día,
el fuego en la noche.
¡Avanza expectante caminante!,
puede que desmayes,
y luego te levantes,
o elijas no seguir,
pero ¿sabes? el desierto no es eterno,
también es finito,
termina,
¿y después?
recomienza la vida...
distinta.

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