Y no te amé al verte, me enamoré al tenerte
Y no te amé al verte,
Al sentirte,
Al escuchar tus latidos,
Que junto a los míos danzaban al unísono.
Y no te amé al verte,
Me enamoré al tenerte,
Sentir correr tu sangre,
Reaccionar a tus espasmos.
Y no fué amor a primera vista,
Fué amor a ciegas,
Al instante, de inmediato sin explicación alguna.
Eres uno de esos amores que se graban en los huesos, que se tatúan en la mente, que impulsan, que detienen, que arrullan, que confrontan, un amor que desarma pero al
mismo tiempo fortalece.
Y no te amé al verte,
Me enamoré al tenerte,
Y te veo y suspiro y podría pasar mis días observándote,
pero el tiempo apremia, la vida pasa, y hay tanto que hacer,
y lo hago,
Y cada paso tiene tu nombre,
Y fallo y comienzo...
Y no te amé al verte,
Me enamoré al tenerte,
Y quisiera decirte más,
Mi mundo, mi sol, mi vida,
Pero dejemos que el tiempo hable.
Dudo si sabrás que me enamoro un poco más cada día,
Que mis brazos te dan seguridad pero los tuyos para mi
son la gloria, el descanso.
Tú sola estampa me pregunta, me cuestiona, exige más de mi, me reta.
Y no te amé al verte,
Me enamoré al tenerte,
Y es que cada día tenerte
Me hace grande,
Muchas veces ensayo el arte de ser lo que soy para ti,
y sale mal tal vez, pero ten por seguro que el amor es más grande que el error,
Que no vacilo en enmendar si de ti se trata,
Es un fuego que me arrastra,
Una brisa que me eleva a trascender a mi.
Y no te amé al verte,
Me enamoré al tenerte,
Y por eso tenerte es el sello,
De este querer sereno y fuerte, suave e intenso,
Qué día y noche me inquieta a revisar, ajustar y seguir,
Darle forma y congruencia para que solo tú viendo, escuchando y
sabiendo puedas sentir y vivir en mis te quieros,
Y tan solo por ello,
Dejemos que hablen por mí.



Realmente hermoso y un mensaje muy potente. Tu hijo, tu norte, tu luz, tu guía, tu aliciente de vida. Un gran abrazo
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